
La ingeniería detrás del proceso de Rotomoldeo
El Rotomoldeo es un proceso industrial de transformación de materiales termoplásticos, utilizado en la fabricación de distintos tipos de piezas. Consiste en colocar un molde con la forma deseada dentro de una máquina previamente calentada.
El proceso se desarrolla en cinco etapas. La primera es la carga, que consiste en introducir la materia prima en el interior del molde. Luego viene la transformación, en la que el molde gira dentro del horno sobre dos ejes — vertical y horizontal — para que el material fundido se adhiera de forma uniforme a la superficie interna. Después ocurre el enfriamiento, manteniendo el movimiento de rotación hasta el final, lo que asegura un espesor homogéneo en las paredes de la pieza.
En la fase de desmoldeo, la pieza se retira del molde. Finalmente, en el acabado, se eliminan los excesos de material, especialmente en las zonas de unión del molde.
Los moldes, fabricados en aluminio fundido o en chapa metálica, son elementos esenciales en el proceso. La calidad de las piezas depende en gran medida de cómo estén diseñados estos moldes.

Eficiencia, durabilidad y precisión
El Rotomoldeo ofrece ventajas económicas frente a otros procesos como la inyección, el soplado o el termoformado al vacío, permitiendo reducir los costes de fabricación de los moldes, especialmente en series medias o cortas.
Además, permite crear piezas de gran tamaño y con un diseño más sofisticado.
Con un proyecto bien planificado, es posible fusionar varias piezas en una sola, lo que reduce los costes y aumenta la resistencia del producto final.
Esta técnica ha ganado cada vez más protagonismo por su versatilidad. Se utiliza en sectores tan diversos como la decoración, los juguetes, las piezas técnicas y también en la fabricación de tanques, depósitos y contenedores.
La creciente demanda de soluciones más ecológicas, con diseños innovadores y una mayor capacidad de adaptación, ha sido un factor clave en la expansión del uso del Rotomoldeo.